El suelo pélvico es una parte del cuerpo poco conocida, y por lo tanto, a menudo olvidada en el tratamiento, pero también susceptible de lesiones.
Su correcto funcionamiento es fundamental en la sujección de las vísceras abdominales y pélvicas, en la continencia urinaria y fecal, en las relaciones sexuales, en la práctica deportiva, en el embarazo y en el momento del parto.
Por medio de ejercicios combinados con técnicas manuales e instrumentales, la fisioterapia trata las incontinencias, los prolapsos, las cicatrices uroproctológicas y vaginales (episiotomía, histerectomía y otras cirugías), y las alteraciones del tono de los músculos perineales acompañados o no de dolor.